domingo, 28 de agosto de 2011

Y vienes en otro idioma


Traducción al rumano de Y vienes  gracias a Andrei Langa y a Ana Muela Sopeña, en su página Oaza de cuvinte.


Iată că vii


Şi îmi aduci frunze,
păsări mioape
care, în palmele tale,
ca în cuiburi, se ascund.
Şi îmi aduci nisip curat,
ca şi când ar fi încercat să bată
vânturile în ochii tăi.
Şi îmi aduci plăcerea naivă
de la copii şi de la râsete;
deasemena aduci ceva ce îmi scapă,
pe înserate,
ca să-mi explice cum cerul
face amor cu geamurile.


Poem de Mamen Alegre, traducere în română de Andrei Langa 


 Y VIENES

Y me traes hojas,
pájaros ciegos
que en tus manos,
como en nidos, se ocultan.
Y arena limpia,
como si hubiera ensayado
vientos en tus ojos.
Y me traes el placer ingenuo
de los niños y de las risas;
también algo que se escapa,
la tarde,
para explicarme cómo el cielo
hace el amor con las ventanas.

Mamen Alegre 





viernes, 26 de agosto de 2011

De hojas y astillas





Las hojas escogen el viento que las lleva a la tormenta. Las miro con el apetito creciente de ser la mano que las contenga. En un intento de vuelo el esfuerzo me lleva al  principio, cuando el dolor se despereza y es eje, grieta en la que soltar lastre, perfecto hogar de las astillas.

sábado, 6 de agosto de 2011

Los mapas

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Demasiado temprano para recorrer las fatigadas calles, los mapas colgados de tu boca al levantarte, con su frío asustadizo, con ese miedo parecido a una montaña de noches.  
Se han expandido las luces y la voz del amanecer ya suena, ya cuenta las cosas que no me dijiste, o que tal vez, dijiste siempre.
Recuerdo que teníamos las paredes envueltas en papeles de colores, y que todo lo que hablábamos quedaba allí, escrito. Ahora no puedo leerlo, arrancaste los papeles con tus manos, desgranaste las palabras, separaste sus sílabas, y compones eternamente nuevo todo lo que hubo, y lo colocas delicadamente sobre el sueño que despliegas cada noche bajo la cama. Un sueño sin nombre  que se despereza y yace bajo tus pies, maullando, como un gato junto al agua.
Despiertas temprano, con la tibieza en la piel de las frutas recién cogidas, y te sientes a salvo de los mapas colgados de tu boca.
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