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Aquellas aceitunas
cayendo entre los dedos.
Hilos de escarcha y el olor de la sombra
andan trepando por la memoria.
Es casi de cal esta sensación tan seca,
tanto,
que ya no sé si me llama a gritos,
o susurra y se vuelve arena
cuando el cielo se tiñe de verde.
Ha llegado el invierno como un regato
rebuscando entre las costumbres,
y necesito saber, si es el recuerdo
lo que de la mano
me lleva, a esperar el momento
en el que el aceite se agote en los candiles.
Desde que me perdí de frío, soy toda mujer
y me sangran de nostalgia, los brotes
que nacieron en las ramas de diciembre.
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cayendo entre los dedos.
Hilos de escarcha y el olor de la sombra
andan trepando por la memoria.
Es casi de cal esta sensación tan seca,
tanto,
que ya no sé si me llama a gritos,
o susurra y se vuelve arena
cuando el cielo se tiñe de verde.
Ha llegado el invierno como un regato
rebuscando entre las costumbres,
y necesito saber, si es el recuerdo
lo que de la mano
me lleva, a esperar el momento
en el que el aceite se agote en los candiles.
Desde que me perdí de frío, soy toda mujer
y me sangran de nostalgia, los brotes
que nacieron en las ramas de diciembre.
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