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Miel sobre la lengua
No es necesario contarte,
que todo se comunica
en ese cielo de nubes y de sombras.
No lo es.
Tú sabes que de vez en cuando
se atreve a llovernos colores
sobre los muros,
y nos dejamos apuñalar
el uno al otro
como la luz al agua,
inmóviles de piel para adentro.
No es necesario que te diga
lo que cuenta noviembre en la calle,
para todos los que no oyen.
Hay hojas en el suelo
que saben más de nosotros
que nosotros mismos,
y las costuras que se aprietan
para acercarnos,
nos vierten miel sobre la lengua
cuando la tarde se divide en dos,
y se transforma en el humo
del día que nos sostuvo.
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Miel sobre la lengua
No es necesario contarte,
que todo se comunica
en ese cielo de nubes y de sombras.
No lo es.
Tú sabes que de vez en cuando
se atreve a llovernos colores
sobre los muros,
y nos dejamos apuñalar
el uno al otro
como la luz al agua,
inmóviles de piel para adentro.
No es necesario que te diga
lo que cuenta noviembre en la calle,
para todos los que no oyen.
Hay hojas en el suelo
que saben más de nosotros
que nosotros mismos,
y las costuras que se aprietan
para acercarnos,
nos vierten miel sobre la lengua
cuando la tarde se divide en dos,
y se transforma en el humo
del día que nos sostuvo.
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