Gotean ojos sobre estas
letras, murmullos por encima del silencio número dos. Es la caída del resto de
los intentos y sobrevivir parece ser una derrota posible.
Gotean ojos y el otoño siempre
abierto al golpe de aire, teje un cielo de nailon que miente con la capacidad de
mirar sin ver, de hurgar en la herida que llega, girando como una náusea, a la
garganta de quien lee y no conoce la procedencia de la emoción, la humedad de
las lágrimas que pueden ser risueñas o tal vez mudas, de tan falsas que se
expresan.
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