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Desde la nada de una silla,
la opacidad de sus ojos
que como exagerada imagen,
se me presenta en el tiempo.
Y veo en hojas, el aire de la casa,
y hablo de las palabras quemadas,
de la fuerza que ejerce el viento
sobre las llamas,
mitad valor, la otra mitad miedo.
Y me doy la vuelta;
y escapo.
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4 comentarios:
palabras quemadas, hoy me quemaban a mí también
Huir. A veces es una tentación irresistible. Precioso, Mamen.
Un beso.
En momentos tan necesarias las huídas.
Un saludo.
Pero hay ciertas cosas de las que no se puede huir aunque les demos la espalda ¿verdad?
Sutil y profundo, como te caracteriza.
Un abrazo corazón.
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